Estuvo una semana sin hablarle, sólo cuando llegaba a casa después de dejar el Despacho del Ayuntamiento donde él sí era el Alcalde, le decía a Milagritos muy enfurruñado y con mucho retintín: "A ver, se-ño-ra al-cal-de-sa, ¿está ya la cena?" Milagritos, que no se apeaba de sus ideas así como así, no le respondía, le ponía el plato en la mesa y ella se iba a comer a la cocina, hasta que la cosa se arregló, claro. Pero no sabéis cómo se arregló. Os lo voy a explicar.
Pues resulta que a Milagritos tanto se le subió el título de Alcaldesa a la cabeza que comenzó a dar conferencias una vez a la semana para todas las señoras del Jardín y también invitaba a las que vivían en los alrededores. Unas veces hablaba sobre cómo se cuidaba a los bebés, otra de cómo se conservaban frescas las flores de interior y otras de cualquier cosa que se le ocurriera; hasta una de las veces en las que no tenía tema, se puso a disertar de astronomía ¡fijaros bien! y eso era una cosa de la que ella no entendía ni torta, vamos, pero... se estudió un libro que hablaba de los planetas y que encontró entre los trastos viejos del desván y allá que fue a contarles a las señoras cómo se trasladaban por el cielo Marte, Júpiter, Urano y Neptuno, y no sé cuántas cosas más que se le ocurrieron, así de pronto, unas verdaderas y otras inventadas para salir del paso. También se hizo socia de cualquier Asociación que conocía y además ella fundó algunas cuantas ONGs para ayudar a unos y otros o lo que fuere, daba igual, el caso era ser la Presidenta de algo. Pero lo peor de todo y aquí es dónde está la historia de este cuento, es como comenzó a comprar en la tienda del Topillo Pitymy "Todo es un chollo", cualquier cosa que se le antojara.
Como el Topillo Pitymy había conseguido la licencia para importar mercancías del extranjero, Milagritos le compraba todas las novedades que traía, desde collares de conchas que llegaban de Filipinas, hasta kimonos de seda natural traídos de Japón, vestidos chinos y un sinfín de chucherías de todo tipo: pañuelos para el cuello, diademas, horquillas, y hasta se hizo con una colección de zapatos que ¡¡ya-ya!!